jueves, 6 de octubre de 2011

AUSENCIAS

La mayoría de los hombres trabajamos para seguir viviendo, sin que sepamos muy bien para qué existimos, y realizamos nuestra tarea honestamente, pero sin demasiada vehemencia. Otros trabajan por ambición , pues aunque tiene lo suficiente para sobrevivir, desean tener más para superar a sus vecinos [...] ; estos hombres y mujeres son los que levantan las fábricas, los que edifican las ciudades, los que gobiernan los estados. Pero hay una clase especial de hombres que sienten en los más profundo de su corazón un ansia incontenible; una borrachera nubla pero, a la vez, agudiza su entendimiento, y una fuerza más poderosa que las convenciones sociales y que la sensata prudencia les arrastra a cometer locuras. Esta clase de hombres son los que perturban el mundo, o bien lo salvan, los que provocan las revoluciones, o los que las ahogan en sangre; los que producen las obras de arte, o los que las destruyen. Si son capaces de morir por lo que brota de su alma, dan origen a los mártires, a los ateos, a los místicos; si son capaces de matar por ello, serán terroristas, conquistadores o dictadores.

Lorenzo Mediano. La escarcha sobre los hombros.

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