jueves, 14 de abril de 2011

DESENCHÚFATE



Desde hace ya unos añitos, vivimos rodeados de tanta tecnología que ya no sabemos que hacer sin un móvil, ordenador, ipod, cámara digital o powerpoint. Necesitamos que se vaya la electricidad un par de días, leñe. ¿Y lo a gusto que se está cuando te despiertas y te quedas un rato leyendo en la cama? ¿O cuando se oye el ruido de la naturaleza por la noche? ¿O cuando te quedas contemplando un paisaje sin la necesidad de capturarlo en tres millones de fotos que jamás reflejan lo original y nunca tienes tiempo de volver a mirar? ¿O sin contestar los mensajes de e-mail, facebook o de teléfono? ¿O perdiéndote por el camino? ¿O dando un paseo con tus pensamientos? Afortunadamente somos de las pocas generaciones que hemos vivido las dos caras de la moneda, y por lo tanto conocemos lo que nos perdemos.

Lo más parecido que he tenido yo en los últimos diez años –antes solíamos disfrutar de estos placeres mucho más a menudo-, ha sido los diez días que estuve haciendo el Camino de Santiago. La sensación de levantarse sabiendo que el día te iba a deparar una buena caminata, conversaciones interesantísimas, una comida deliciosa, una ducha purificante y sorpresas inesperadas, producía la inmensa certeza de que aquello no tenía precio. El desconectar de la tecnología para conectar con nosotros mismos siempre es y será mucho más auténtico que cualquier pseudoproducto tecnológico de lo mismo.

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