miércoles, 14 de enero de 2009

LA CONFIDENTIAL - LA LECHE





Siempre quise ir a LA,
dejar un día esta ciudad
cruzar el mar en tu compañía...


¿Porqué Loquillo, porqué? Tantas expectativas que nos hemos hecho con esa ciudad y ...¡yo ahora mismo la cuento como una e las ciudades más feas del mundo! Una llega con expectativas de ver todo lo que nos han contado en las pelis: el letrerito de Hollywood, los tíos buenos que pueblan cada centímetro de la calle, las calles llenas de casas bonitas… ¡Mentira, todo mentira! A las pruebas me remito.

Para empezar lo primero que vas a ver es Hollywood, porque en Downtown -así se llaman el centro de las ciudades en este país- no tiene nada excepto autopistas. Así que, cuando vislumbras a lo lejos el cartelito famoso empiezas a palmotear entusiasmada, y te preguntas -¿Pero cuando llegamos y dejamos este barrio chungo?-. Pero cuando te encuentras pisando un cemento lleno de huellas de pies y manos apretujadas en el tamaño de una clase de B.U.P te das cuenta que ya hace rato que estás allí. Te haces la foto de rigor con las pezuñas de tu actor/actriz favorito -algunos acaparando todos los turistas y otros abandonadísimos, se admiten apuestas- y entonces te preguntas -¿Y ahora qué, qué mas hay que ver?-. Pues nada, ya está. Sefiní que diría mi padre... Bueno, me corrijo, siempre tienes la ocasión de coger un coche e irte a ver las casas de los famosos en Beverly Hills -si, si, allí donde Brenda y Brandon hacían su choque 90210- o de hacerte una foto con un sucedáneo de Michael Jackson que deambula por The Walk of Fame o fotografiar las palmeras de las calles... Y ahora si, ya está.

Una ciudad de casi cuatro millones de habitantes en la que obligatoriamente necesitas un coche para moverte y en la que la mayor atracción es tropezarte con un actor cualquiera para que te firme un autógrafo. Indignante. ¿Cuántas películas basadas en Los Angeles –L.A. con esa manía de abreviar todo- nos han vendido desde que tenemos uso de razón?. Hay que decir que hay algo que merece la pena y es recorrer Mulholland Drive de noche... Si además tienes la banda sonora de la película a mano mejor. Todavía me duran los escalofríos.



Afortunadamente, no todas las películas pasan en Los Angeles. San Francisco, ciudad de pique con Los Angeles al más puro estilo rivalidad Madrid-Barcelona, es una delicia. Ya os he contado alguna vez, pero volveré a hacerlo. De momento os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver una película -espero que la hayan estrenado haya donde estéis- que acabo de ver ahora mismito, Milk. Es la historia del fundador de la revolución gay y primer alcalde gay de San Francisco, Harvey Milk. Impresionante. Desde el papelazo que hace Sean Penn -adoro a este hombre-, las vistas increíbles de San Francisco, lo bien caracterizados que están los personajes -esperad al final- o la veracidad y dureza de la historia. No faltéis.

Cómo diría Arnold Schawneger, gobernador de California, afincado en una de esas casa de millones de dólares en Los Angeles y que coge cada día su avión privado hasta Sacramento para gobernar: California es asín, una tierra de contrastes.

2 comentarios:

  1. Ay, nena, que te tengo olvidadita, pero es que tengo un monton de trabajo, y me apetece escribirte en condiciones.... He encontrado una cancion y una foto para ti, a ver si te las puedo enviar...

    Que lastima lo que dices de los angeles... Me apetecia un monton ir... Pero bueno, ya sabes que yo soy mas de San Francisco (ya tu sabes ;)

    Mil besos, luminosa!

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  2. Manu: Hombre fuerza, espero tus palabras (y la foto y canción) con impaciencia.

    Los Angeles, una ciudad menos que visitar, y, San Francisco va lo creo que va mucho más contigo: las ciudades bellas con las personas bellas. ¡Aqui te espero!

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